La cultura en torno al cordero ha perdurado a lo largo de los siglos, debido al color genérico de su lana, su juventud y docilidad, ha sido representado desde la antigüedad como un símbolo casi universal de dulzura, inocencia, mansedumbre y pureza. Cabe destacar que no se conoce ninguna sociedad que le haya atribuido una simbología negativa.
Antigüedad
En la antigüedad, el cordero era comúnmente utilizado como objeto de sacrificios a los dioses. Un pasaje de texto asirio-sumerio refleja esta práctica: «Un cordero es el sustituto de un hombre, da un cordero por su vida» (H. Zimmern, Die Keilinschriften und das Alte Testament, p. 597).
Judaísmo
Los hebreos, originalmente un pueblo nómada, tenían gran aprecio por el cordero debido a su carne, lana y piel. Considerado un animal puro (casher), el cordero es apto para el consumo en la religión judía. En el Antiguo Testamento, se mencionan sacrificios religiosos con corderos sin tara durante grandes festividades como el Pésaj.
Cristianismo
En la iconografía cristiana, el cordero simboliza al Hombre cuyo profeta es un pastor y también a Jesús, el Cordero de Dios (Agnus Dei), cuyo sacrificio quita el pecado del mundo. Las representaciones de Adán y Eva después de su caída incluyen un cordero para recordar que el pecado original fue redimido por Jesucristo. Además, el cordero aparece en representaciones del anuncio a los pastores, la Natividad, y en el sacrificio de Abel, a veces mostrando a Abel llevando un cordero en sus hombros. Es también el atributo de figuras como Juan el Bautista, Santa Inés, Santa Genoveva y San Pascual Bailón.
El cordero se encuentra regularmente en los bestiarios medievales y en canciones religiosas como el Agnus Dei. En la tradición cristiana, está asociado con la Pascua, donde tradicionalmente se servía el cordero pascual en la mesa. En el arte, el Agnus Dei que representa a Cristo a menudo lleva un gallardete con una cruz, simbolizando su victoria sobre la muerte.
Islam
En el Islam, el cordero es sacrificado durante las fiestas de Eid al-Adha, en conmemoración del sacrificio de Abraham, o para celebrar el final del mes de ayuno, el Ramadán (Eid al-Fitr). Es importante señalar que el cordero, en el sentido estricto de joven oveja sin destetar, no puede ser consumido en el Islam.
Heráldica y Numismática
El cordero aparece en el escudo heráldico de varias ciudades francesas como Grasse, Carcasona, Rouen y Lannion. También es el emblema de las corporaciones de pañeros. A finales del siglo XIII, Luis IX de Francia acuñó una moneda de oro, el Agnel, conocido como «agnel de oro» o «cordero de oro», que representaba al Agnus Dei.
Conclusión
La figura del cordero trasciende las barreras culturales y religiosas, consolidándose como un emblema de virtudes positivas y de gran valor simbólico en la humanidad. Su representación constante y respetada en diversos contextos resalta la universalidad de su simbolismo y la profunda conexión que las sociedades han tenido y continúan teniendo con este noble animal.
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